Habían pasado ya varios días y yo había aprendido a convivir con el parásito que había decidido quedarse dentro de mi indefinidamente. Todo me iba muy bien, el marciano se había quedado a mi lado, mi nivel de defensas no había disminuido casi y la cantidad de virus era mínima,la vida me sonreía de nuevo, iluso de mi por pensar que sería para siempre. La vida rápidamente nos pone nuevos obstáculos para que no nos acostumbremos a la felicidad. El marciano se quedó conmigo, si, pero no actuando de la manera que yo creía. Ya de por si nuestra vida sexual era escasa pero a partir de entonces era todavía peor (manda huevos) la comunicación era mínima y todo lo demas igual.termine demandando caricias que nunca llegaron, besos que se perdían en el aire y terminé mendigando un poco de cariño que nunca venía de buena gana. Además de esos "pequeños detalles" vinieron otros, que me ayudaron a descubrir que las cosas estaban peor de lo que yo pensaba. Con la llegada de la navidad llegó papa Noel con el saco lleno de penurias y malas noticias para mi. Aprovechó para decir que para mi las navidad era la peor época del año, se trata de una fiesta llena de hipocresía y falsedad,me cago encima de quien dijo que en navidad había que perdonarlo todo, claro, yo mato a tu hermana a finales de noviembre para que me perdones en navidad y pase todo al olvido. Que estupidez, en fin para no desviarme os diré que en esas fechas tan señaladas, el marciano aprovechó para confesarme que estaba enamorado de una persona que habia dejado en el planeta del que venía, me indicó que esa relación nunca se finalizó, simplemente a él se le presentó la oportunidad de volar a un planeta mejor y lo hizo, dejando allí a él otro y quedando esa relación en el aire. Angustiado por todo lo sucedido, enamorado y por temor a la soledad, termine aceptando todo lo que el me estaba diciendo sabiendo, más bien queriendo creer, que por lo menos el sentía un gran cariño hacia mi. Zanjando los nuevos puntos de nuestro contrato de amor la vida siguió su curso y yo con ella y mi nueva enfermedad llamada desamor.
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