viernes, 3 de febrero de 2012

Bienvenido al infierno

La boca del infierno se abre cuando menos te lo esperas y si pierdes toda esperanza y te dejas llevar, esta te arrastra hacia sus adentros sin ninguna piedad.


Era una mañana como otra cualquiera, no hacía mucho frío y el sol brillaba en el cielo, salí aquella mañana de mi casa feliz, después de amanecer un día mas al lado de mi marciano y pensando en que teníamos que empezar a movilizarnos para poder contraer matrimonio lo antes posible. Sin darme cuenta, llegue  a mi destino , el hospital en donde tenía cita desde hace un mes, ya que era mi segunda sesión en la cual me echaban un poco de nitrógeno liquido para poder quemarme unas imperfecciones que me habían salido en mi agujero del placer.Nada grave, simplemente un escarmiento que recibía por no haberme cuidado lo suficiente. En mi primera visita me realizaron unos análisis rutinarios para descartar otras posibles enfermedades, pero no estaba asustado, ni siquiera recordaba esos análisis, total, me había hecho muchos y siempre daban negativo, ¿Por qué iba a ser diferente esta vez? Además ahora la vida me sonreía y nada podría enturbiar mi felicidad, o eso creía yo. Pase a la consulta del médico y antes incluso de sentarme la "amable" enfermera me informó sin ningún tipo de compasión que había contraído el virus del arcángel negro ( Para mas información, revisar la entrada que lleva el mismo nombre). En ese mismo momento sentí como mi mundo se derrumbaba de golpe, no sabía que decir o que hacer, me quedé completamente pálido, fue en ese momento en el que la "dulce" enfermera intento animarme y consolarme , ya que se habría dado cuenta de su falta de tacto, pero no consiguió ningún resultado favorable. Me indicaron los pasos a seguir para poder controlar mi virus, aunque yo ya no escuchaba  nada y al momento ya estaba saliendo de la consulta. Los pasillos habían cambiado desde que había entrado unos minutos antes, ya no eran luminosos ni radiantes, ahora eran oscuros y llenos de fisuras y en vez de personas moviéndose de un lado para otro ya solo quedaban unas criaturas oscuras con la mirada perdida en un punto fijo que no se daban cuenta de lo que pasaba a su alrededor, tal y como me pasaba a mi. Seguí caminando por los desolados pasillos sin rumbo fijo mientras estos se iban resquebrajando cada vez mas y el suelo se iba hundiendo a medida que pasaba, sin darme cuenta las lágrimas que caían de mis ojos empezaron a humedecer los cimientos del suelo que yo pisaba, pero me daba igual yo seguía caminando por el interior de el infierno que yo mismo había creado constantemente por mis actos y que en el momento mas feliz de mi vida se había desencadenado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario